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A las fiestas del nacimiento del príncipe don Felipe Domínico Víctor,
y a los obsequios hechos al embajador de Inglaterra
Parió la Reina; el Luterano vino
Con seiscientos herejes y herejías;
Gastamos un millón en quince días
En darles joyas, hospedaje y vino.
Hicimos un alarde o desatino,
Y unas fiestas que fueron tropelías,
Al ánglico Legado y sus espías
Del que juró la paz sobre Calvino.
Bautizamos al niño Dominico,
Que nació para serlo en las Españas;
Hicimos un sarao de encantamento;
Quedamos pobres, fue Lutero rico;
Mandáronse escribir estas hazañas
A don Quijote, a Sancho, y su jumento.
Luis de Góngora (Atribuído)
A la entrada del Duque de Medina en Cádiz
Vimos en julio otra Semana Santa
adornada de varias cofradías
que los soldados llaman compañías,
de quien el vulgo, y no el inglés, se espanta.
Vimos de plumas muchedumbre tanta,
que, en obra de catorce o quince días,
volaron los pigmeos y Golías,
y cayó el edificio por la planta.
Bramó el Becerro y púsolos en sarta;
ciscóse el mundo, obscurecióse el cielo,
pronosticando una total rüina.
Y al fin en Cádiz, con prudencia harta,
ido ya el conde sin ningún recelo,
entró triunfando el duque de Medina
Miguel de Cervantes (atribuido)
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